Un mes en el paraiso
Crucero de la Amistad en Angra
Carlos Salvochea

14 Jul 2008
L
a sensación que siento cada vez que llego a la Bahia de la Ilha Grande es siempre la misma, muy difícil de describir y pienso que todos los participantes del Crucero de la Amistad 2008, cuando doblaron la Ponta da Joatinga, también comenzaron a sentirla. Es una especie de encantamiento, un embrujo que cautiva a las personas y que produce una sensación de alivio y tranquilidad interior muy difícil de conseguir en otros ámbitos. Ello sin duda alguna se produce al tomar contacto con este medio ambiente tan particular salpicado de islas coronadas con morros cubiertos por una lujuriosa vegetación tropical, con playas de arenas blancas y doradas, bañadas por un mar cálido y transparente unas veces y verde esmeralda otras.

La Bahia de la Ilha Grande, se encuentra a unas 60 millas náuticas al oeste de Rio de Janeiro. En el centro de la misma se encuentra la isla que le da el nombre y que se llama así por ser la mas grande de la bahía. En ella encontramos las mas famosas calas del lugar, como Sitio Forte y Saco do Céu; playas como López Méndez, considerada una de las mas bonitas del mundo; poblados como Abraâo, con un charme muy particular, y piscinas naturales como Lagoa Azul y Lagoa Verde, en las que la flora y fauna subacuaticas las convierten en las preferidas para el buceo. En el continente, ciudades como Paraty, y Angra dos Reis, albergan las marinas mas importantes de la zona.

Luego de la recepción con la que nos agasajaron en la Sub Sede Angra dos Reis del Iate Clube do Rio de Janeiro, cada uno de los capitanes de los veintidós veleros del Crucero de la Amistad que llegamos a la Bahía de la Ilha Grande, nos dedicamos a “curtir el paraíso”, como dicen por acá. Y como las condiciones meteorológicas también se sumaron a esta fiesta, los días transcurren sin solución de continuidad, haciéndonos perder la noción del tiempo, en un idílico romance con el medio ambiente.

El sueño de todos los navegantes de las latitudes del Río de la Plata, de navegar con su propio velero por estas aguas, para los participantes del Crucero de la Amistad, se ha hecho realidad. Tenemos todavía por delante la última pierna, que también les permitirá concretar otro anhelo: navegar por la Bahia de Guanabara para llegar a Rio de Janeiro, la “cidade maravillosa”. Allí ,en la Enseada de Botafogo, recalaremos en la Sede del Iate Clube do Rio de Janeiro, donde el Cristo Redentor y el Paô de Azucar serán nuestros centinelas mientras dure nuestra estadía.

De allí en mas, el Crucero de la Amistad 2008 será un recuerdo, que perdurará por mucho tiempo en quienes lo vivimos. Pero además de ese recuerdo, nos quedará lo mas importante: la gran cantidad de amigos, argentinos y brasileños, que hemos cosechado durante estas mil doscientas millas que pasaron bajo nuestras quillas desde que aquel 10 de mayo zarpamos desde Buenos Aires.

Personalmente siento que una vez mas se han cumplido ampliamente las premisas del crucero, lo que me colma de alegría, pero también el percibir que a veintidós capitanes mas una gran cantidad de familiares y tripulantes, les ha quedado una impronta imborrable en el alma, me llena de felicidad.

Esa es la pila que nos hará pensar en el año 2010.

Carlos

 

O mar de Angra, frisado por marolas em 27 Dez 2007
Na imagem do Google Earth mais acima, mais de 2mn de marola de lancha a caminho da Ilha Grande

 

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